Editorial Ananda Marga: tantra yoga, filosofía espiritual  

Anécdotas de Bábá

 
 
     
 
 
 


A continuación algunas historias personales de un monje de Ananda Marga, así como la introducción a su libro titulado 101 Anécdotas de Bábá.

    Estas historias han sido editadas para preservar la calidad simple de los encuentros que representan. No se intenta con ellas probar nada milagroso ni fuera de lo común. Son acontecimientos cotidianos que esperamos que lleven al lector más cerca de Bábá.

    El nombre verdadero de la gente que aparece en ellas ha sido omitido porque creemos que las historias tienen más importancias que los personajes. Se cita a Bábá en estas historias. La mayoría de las veces son traducciones del bengalí, que es la lengua que se habla allá.

— Editor       
 

INTRODUCCIÓN

Varias veces, al estar sentado con Bábá, me preguntó, “¿Por qué no comienzas a escribir?” No podía imaginar por qué Bábá me decía eso, o que yo pudiera algún día expresarme de esa manera. Un día que me hizo la pregunta, le dije que yo no sabía escribir. Se enfadó un poco conmigo y me dijo, “¡Simplemente comienza!”

    Eso fue hace varios años. Recientemente, me he sentido inspirado para compartir algunas anécdotas de Bábá – cosas de las que tuve el privilegio de ser testigo durante cierto tiempo en Calcuta. La mejor manera de hacerlo me pareció ser la de escribir este libro.

    No sé si merecí de Bábá tanta atención y gracia inesperadas, pero dado que todo el mundo siente tanta alegría al oír hablar de Él, me sentí obligado a compartir con otros un poco de ese amor. Todos tienen sus propias experiencias con Bábá, algunas de ellas más intensas que las mías.

    Este libro ha sido escrito de una manera simple y directa. Decir cualquier cosa de Bábá, describirlo o definirlo es imposible. Pero Su interacción con nosotros, Sus devotos, nos es tan especial que queremos escuchar una y otra vez incluso los incidentes más simples.

    Después de mi entrenamiento como acarya en 1971, estaba yo sentado en la habitación de Bábá con muchos otros devotos. Tenía curiosidad durante mucho tiempo de conocer la escritura manual de Bábá. En mi juventud, coleccioné autógrafos de atletas famosos, y tenía el secreto deseo de adquirir la firma de Bábá sobre alguna cosa. Bábá se encontraba hablando de las cualidades de Parama Purusa, y citó este shloka (aforismo):

Asitagiri samamsyat
Kajjalam sindhupatre
Surataruvara shakha
Nishitapatramurvii
Likhati yadi griitva
Sarada sarvakalam
Tathapi tava gunanamiisha
Para na yati

    Significa que aún la diosa de la sabiduría, empleando los Himalayas como tabla, el océano como tintero, una enorme rama de árbol como pluma, la superficie entera de la Tierra como papel, y escribiendo durante tiempo infinito, no podría comenzar a describir a Parama Purusa. Estaba Él explicando detalladamente este shloka y repentinamente, pidió papel y pluma. Yo le ofrecí mi diario; lo tomó y escribió en él algunas palabras de este shloka devolviéndomelo con una sonrisa de conocimiento. Durante toda mi vida, Él me ha dado tanto en estas pequeñas maneras.

    Este shloka es un comienzo apropiado para un libro como éste.

    Espero que gocen con estos relatos.

    “Para comprender mi naturaleza, ustedes deberán hacer sádhaná. Yo no guardo ambigüedad alguna. ¿Saben ustedes lo que es ambigüedad? Ambigüedad significa muchas cosas. Pero yo no guardo ninguna ambigüedad. Soy claro, concreto y concluyente. Mi filosofía es una filosofía completa – una forma completa de vivir. Soy completo en mí mismo y quiero que toda persona sea completa en sí misma. Soy como una flecha: claro, directo.”    - Bábá

    1.

    Seis meses después de ser iniciado, fui a visitar a mi hermano mayor, que era soldado estacionado en  el norte de Bengala. Yo tenía dieciséis años. En una noche de luna llena, me encontraba durmiendo en la tienda de campaña de mi hermano; afuera había completo silencio, salvo el ocasional, “Deténgase, alto” del guardia cercano.

    Me dormí. Vi a Bábá de pie frente a mí, viéndome constantemente. Nunca antes Lo había visto, pero ahí estaba Él en mi sueño, una figura de corta estatura con gafas, dhoti (prenda de ropa masculina para debajo de la cintura) blanco y camisa, simplemente mirándome. Yo lo miraba a Él. Así continuó durante un buen tiempo. Me desperté y me di una vuelta, para quedarme de nuevo dormido. Otra vez, la misma visión se me apareció. Bábá estaba de pie frente a mí, mirándome fijamente. Me sentí abrumado por la emoción y comencé a llorar.

    Cuando desperté, Bábá había desaparecido y mi almohada estaba empapada en lágrimas. En mi meditación de la mañana, decidí verlo e ir al entrenamiento de acarya. Cuando finalmente Lo vi, era exactamente como apareció Él en mi sueño.

   

    2.

    Fui a ver a Bábá en Ranchi antes de irme al entrenamiento de acharya. El domingo, antes del Darshan general, Él estaba dando contacto personal. Me encontraba haciendo fila después de otras seis personas; mi corazón temblaba de excitación por verlo finalmente.

    Entré a la habitación e hice Satsaunga Pranam. Bábá me pidió que me levantara e inmediatamente comenzó a regañarme. “¿Qué hiciste?”, me dijo. Me contó de dos travesuras que yo había hecho cuando era muchacho hacía unos cuantos años, cosas que nadie sabía excepto yo. Mencionó incluso el día y el lugar con precisión. Luego dijo que me iba a dar unos golpes. Yo le contesté que estaba bien, pero tenía miedo y cerré los ojos. Me tocó suavemente la palma de las manos con el bastón y dijo, “Tú eres mi niño. ¿Cómo podría yo pegarte? Siempre te quise. Yo soy tu Bábá. Te he estado esperando.”

    Yo me encontraba abrumado por la emoción y lloré. Partí al entrenamiento de acarya con el corazón lleno de gozo.

   

    3.

    Después de que Bábá salió de la cárcel, tuvimos el DMC (Dharma Maha Cakra, gran meditación de un grupo multitudinario con la presencia de Bábá) de su cumpleaños en Calcuta. Organizamos un Dharshan (discurso de Bábá) general en “Vivaha Vasar”, justo al lado del puente Dhakuria. Bábá llegó y dio una plática muy dulce que llegaba al corazón. Después de ello, solicitamos su permiso para hacer Gurú Puja (ofrecimiento al Gurú).

    Normalmente, cerramos los ojos durante el Gurú Puja. Pero ese día simplemente no pude. Hice Gurú Puja y vi que Bábá lloraba y salían lágrimas de sus ojos. También yo comencé a llorar, y me di cuenta de que Bábá lloraba por nosotros, por toda la humanidad.

    Él emplea cada momento para crear una nueva sociedad. También nosotros deberíamos tener el mismo sentimiento y trabajar al máximo para establecer Su misión.

   

    4.

    Una tarde en Calcuta, fui con Bábá a dar un paseo por el campo. El conductor detuvo el automóvil en Babughat cerca del río Hooghly. Era un día caliente y soleado. Suviir, el guardaespaldas de Bábá, sostenía una sombrilla sobre la cabeza de Bábá. Los tres caminamos a la ida y a la vuelta junto a la ribera del río. Bábá contó muchas historias acerca de cómo llegaron a existir los apellidos de la gente, tales como Mukherjee, Banerjee, etc.

    Después de casi veinte minutos, Se detuvo, me vio de frente y dijo, “¿Sabes tú lo que debería hacer alguien cuando su cerebro no está desarrollado?”

     Dije que no lo sabía. Él respondió, “Debería hacer dhyana (meditar) en aquella persona cuyo cerebro esté muy, muy desarrollado.” Se sonrió ampliamente y me preguntó si había comprendido.

    Sí, Bábá, le contesté.

   

    5.

    Un día en Calcuta, una margii devota (R) compró una cama para Bábá con la determinación de que Él fuera a su casa. Hizo la decoración de la misma manera como hubiera sido para darshan. Toda la habitación estaba llena de fotos de Bábá. Internamente, ella rogaba todos los días para que Bábá llegara aunque fuera tan sólo un momento.

    Después de un mes, en el Darshan general Bábá dijo a Su asistente personal (PA), “Quiero ir mañana a la casa de R.”

    Cuando el PA le dio la noticia, ella no podía creerlo. Se echó a llorar y corrió a la casa para prepararla para Él.

    Toda la noche limpió y decoró la habitación. A las tres de la madrugada comenzó a cocinar; a mediodía estaba decorando la escalera con pintura de harina blanca (alpana). Repentinamente, su hijo gritó, “¡Mami! ¡Bábá está aquí!”

    Salió y corrió hacia el coche, gritando “Bábá, Bábá” y Lo tomó de las manos guiándolo lentamente hacia la empinada escalera. “Bábá”, dijo ella, “Te causo tantas molestias haciéndote subir la escalera.”

    “No”, contestó Bábá. “Todos los días subo la escalera en mi casa, ¿no?”

    Bábá entró al cuarto y se sentó sobre la cama. R no podía hablar. Se sentó a Sus pies, contemplándolo.

    “Has decorado bellamente esta habitación”, dijo. R se quedó sin habla. Bábá le hacía preguntas y ella no podía responder. Finalmente, Bábá le dijo con voz amable, “Ya sé porqué no puedes hablar.”

    Después de casi diez minutos, su mente regresó a este mundo. Le pidió a Bábá que comiera todas las cosas que ella le había preparado. Pero Él le dijo que tenía que regresar y que le trajera la comida a Su casa. Más tarde, Bábá comió los alimentos, haciendo notar que estaban deliciosos.

   

    6.

    Bábá se encontraba dando bendiciones especiales de Dharma Samiiksa todos los días en la oficina del parque Jodhpur. Comenzó con los acaryas y luego las hermanas y los hermanos margiis. Dijo que la gente solamente podía obtener Dharma Samiiksa si había hecho algún trabajo. La hermana R no había hecho mucho trabajo así que su nombre había sido tachado de la lista.

    Cuando los días de DS casi se habían terminado, un día Bábá preguntó por R. “¿Dónde está?”, preguntó, “¿Y por qué no ha venido para DS?” Dijo que se la llamara inmediatamente. Dada fue a donde estaba R esperando todos los días. Bábá le indicó ásanas y medicinas especiales para una enfermedad que ella estaba padeciendo. El gozo de ella no conocía límites.

   

    7.

    Dada S estaba viviendo en la oficina de la calle Pandita. Un día, él se encontraba haciendo ásanas, pero no se dio masaje. Le pregunté porqué no se daba masaje y replicó que no lo necesitaba.

    Acudimos a presentar informe y Bábá lo atrapó. “¡S! ¿Por qué no te das masaje después de hacer ásanas? Es muy importante”, dijo Bábá.

   

    8.

    Acostumbraba yo a dar masaje a Bábá muy a menudo. Un día, acudí a Él después de las diez de la noche y Le estaba dando masaje en los pies mientras Se dormía. Repentinamente, Bábá despertó y me dijo que terminara el masaje y me fuera a la cama, pero que no regresara a la oficina del parque Jodhpur. Salí de la habitación de Bábá y vi allí a Dada R, durmiendo. Era invierno y hacía mucho frío. En la India, no contamos con calefacción central. Yo no me atrevía a perturbar el sueño de Dada.

    Bábá dijo una vez, “Si te digo que hagas algo, puedes hacerlo o no, pero si te digo que no hagas algo, nunca lo hagas.” Él me había dicho que no fuera a la oficina del parque Jodhpur, así que tenía que quedarme. Temblaba de frío y echaba de menos mis cobijas que estaban en la otra oficina. Mentalmente, comenzaba a sentirme molesto con Bábá y Lo culpaba por mi apurada situación.

    Después de quince minutos, la puerta del cuarto de Bábá se abrió de inmediato y salió Él gritando, “Tonto, estás dormido”, dijo. “Él está temblando de frío y necesita frazadas; le dije que no fuera al parque Jodhpur. Consíguele inmediatamente unos cobertores.”

    Entonces, Bábá me sonrió y cerró la puerta.

    Dada R me dio algunas cobijas y yo, pensando en Su gracia y amor, me puse a dormir. Me desperté un poco tarde y escuché un sonido –top, top– en la habitación de Bábá. Le pregunté a Dada de qué se trataba. Me dijo que Bábá estaba haciendo tandava. Me sorprendió. Recientemente, me preguntaba si Bábá haría tandava y kaoshikii; dudaba de que lo hiciera. Dada R me dijo que Bábá hacía tandava, kaoshikii y ásanas con mucha regularidad.

    Regresé a la oficina del parque Jodhpur donde todos nos pusimos a esperar a Bábá. Nos pusimos en dos hileras, y Bábá caminó por en medio. De repente, Bábá se detuvo justo a mi lado y dio la cara a la hermana R, que se encontraba a mi lado.

    “Ya saben ustedes”, dijo, “no solamente hago tandava y kaoshikii todos los días; ¡también hago ciento cincuenta lagartijas (push-ups) todos los días!” Sonrió con un brillo en los ojos y Se marchó.

   

    9.

    Un día después de ayunar me levanté temprano, y después de la sádhana fui directamente a la cocina para tomar agua con limón y desayunar. Normalmente, era muy regular con respecto a mis ásanas, pero el día anterior había sido caluroso y yo había trabajado duro, así que me debilité mucho después del ayuno.

    Fuimos a presentar nuestros informes, y Bábá llegó. Yo estaba sentado al fondo. Repentinamente, Bábá mencionó mi nombre preguntando dónde me encontraba. “Aquí estoy, Bábá”, contesté. Me preguntó si había hecho ásanas antes de desayunar. Dije que no. Me preguntó porqué no, y respondí que estaba muy débil después de ayunar el día anterior.

    “Yo también ayuné ayer”, dijo Bábá, “y también me cansé mucho durante las ásanas, pero cuando comencé, pronto me sentí mejor. Si yo puedo hacerlas, ¿por qué tú no?

    Resolví no volver a dejar de hacer ásanas.

   

    10.

    Dada P estaba trabajando muy duro en los nuevos edificios de Tiljala. Un día que Bábá estaba dando Dharma Samiiksa, le tocó su turno. Bábá cerró los ojos y dijo “P, ¿estás haciendo correctamente tu primera lección?

    “Si, Bábá”, respondió él.

    Bábá le dijo, “En los últimos dos meses no has repetido tu Mantra I´sta. Tu mantra ha sido, “¡arena, ladrillos, cemento!”, ¿verdad?

    “Bábá, me estás presionando mucho para construir el jagrti en unos cuantos días. ¿Qué puedo hacer? Ni siquiera me puedo concentrar en mi sádhana.”

    Bábá le aconsejó que hiciera mucho kiirtan antes de hacer sádhana. Dada le dijo que hacía kiirtan pero el resultado era el mismo. Bábá se quedó en silencio por un rato y luego dijo, “Antes de comenzar a hacer sádhana, deberás tomar la misma determinación que el Señor Buda. Recuerda esto: Vishva yadi cale yáy ká(n)dite ká(n)dite; eká ámivase rava sam´kalpa sádhite. Quiere decir, “Incluso aunque este universo desaparezca llorando, me sentaré solo hasta que realice mi propio Ser.”

   

    11.

    Fui con Dada N a la habitación de Bábá en Lake Gardens. Masajeé los pies de Bábá mientras N le daba masaje a las manos. Bábá nos detuvo y dijo, “Saben ustedes, antes de ayer, este muchacho (N) estaba pensando en el cuarto de baño, ‘Bábá muestra cosas milagrosas a la gente. Bábá hace que otros experimenten el aroma de diferentes flores. Creo que no soy merecedor de eso. A Bábá no le importo.’ ¿No es verdad?”

    Dada N se puso nervioso y dijo, “Bábá, yo no pensé eso, pero te prometo que ya nunca pensaré esas cosa insignificantes.”

    “¡No!”, dijo Bábá, “tú tienes el deseo, así que te tengo que complacer.” Bábá le pidió que oliera Su pie derecho; él percibió el aroma de flores de jazmín. Luego le pidió que oliera detrás de Su oreja izquierda; él percibió rosas. Entonces. Bábá le pidió que oliera los dedos de Su manos; olían a madera de sándalo.

    “¿Estás satisfecho ahora?”, preguntó Bábá. N comenzó a llorar. Bábá entonces le dijo que oliera su propia mano izquierda. Era un olor de flores. Bábá le dijo a N que no debería albergar deseos pequeños; deberíamos nosotros tener un gran deseo, obtener a Parama Purusa.

   

    12.

    Dada G es un acharya de familia en Calcuta. Cuando abrí una escuela allí, él acostumbraba pasar mucho tiempo conmigo. Muy a menudo comíamos juntos. Él tenía problemas estomacales y no comía mung dal (plato de la India). Yo trataba de decirle que estaba bien que lo comiera, pero él no lo hacía, persistiendo en su idea.

    Después de unos cuantos meses, Bábá se encontraba dando Dharma Samiiksa. Llegó el turno a Dada G. Bábá le dijo que debería comer mung dal todos los días, y que su estomago mejoraría. Dada G me miró, y ambos sonreímos.

   

    13.

    Cuando me enviaron a Calcuta, tenía que abrir una escuela. Todos los días salía a buscar algún edificio pero resultaba muy difícil. En cualquier parte que lo consiguiera, al día siguiente la gente del partido comunista amenazaba al propietario, así que por temor no nos lo alquilaba.

    Habían pasado casi siete meses y no podía encontrar lugar. Todos los días iba a la oficina del parque Jodhpur para dar informe del progreso. Un día hablaba con Dada M, “Bábá está enojado conmigo”, le dije. “No he abierto la escuela. Pienso que Bábá no querrá verme nunca la cara.” Dada M me dijo que no me preocupara. “Bábá está en todas partes”, dijo, “así que no importa si lo ves o no lo ves físicamente.”

    Al día siguiente, Bábá comenzó su programa de jardín. Bábá llegó y el DPS estaba leyendo los nombres de los asistentes. Bábá dijo, “M se retirará. Excepto él, todos los demás pueden asistir.” Alguien pidió a Bábá que por favor permitiera que M se nos uniera. Él contestó, “No, él no necesita la presencia física de Bábá. Bábá está en todas partes. M se puede quedar aquí solo.”

    Dada M se dio cuenta de lo que había sucedido y se sintió arrepentido. Desde entonces, siempre busca la presencia física de Bábá.

   

    14.

    En el DMC en India, siempre hay una enorme concentración de gente. Cuando Bábá llega al frente, siempre hay unos cuantos devotos que se ponen de pie, lloran y gritan, “Bábá, Bábá.” Es muy difícil detenerlos. Bailan y lloran en frente de Bábá y de todo el mundo. Finalmente, llega la gente de seguridad y los detiene.

    Estaba yo pensando, “Son devotos, pero realmente esto es demasiado. A lo mejor, están imaginando ser muy grandes al mostrar algo.” Traje esto en la mente durante largo rato. Verdaderamente estaba molesto con ellos por perturbar a todos.

    Después del DMC en 1980, Bábá se dirigía hacia la oficina del parque Jodhpur después de haber recibido informes. Antes de subirse al carro me preguntó: “¿Cómo estuvo el DMC?”

    El DMC estuvo bien, pero esos hermanos y hermanas traviesos estaban perturbando a todos durante Tu plática. Deberían de pararlos; eso no me gustó nada, Bábá.”

    Bábá se puso serio conmigo. Me dijo, “Son muy devotos y buenos margiis. Cuando me ven, no pueden controlarse. Entran en samadhi, así que se olvidan de todo y comienzan a bailar y gritar. No deberías pensar mal de ellos. ¿Comprendes?”

    Me sentí avergonzado y decidí no volver a pensar así de nuevo.

   

    15.

    Dada A iba caminando un día cerca de nuestra oficina del parque Jodhpur, y un coche se detuvo cerca. El hombre del automóvil pidió a Dada que lo acompañara a Jodhpur a conocer a su gurú. Dada se mostró reacio pero accedió.

    Dada fue a la habitación donde se encontraba el gurú. Había muchos discípulos con dulces y flores, esperando ver a su gurú. Tan pronto como Dada entró, el gurú le dijo que se sentara cerca. El gurú dijo, “Tanto Anandamurti como yo somos gurúes de la misma categoría, y nuestra misión es casi la misma. ¿Por qué no le dices a tu gurú que venga a unírsenos para trabajar juntos?

    Dada replicó, “Dices que ambos están en la misma categoría. ¿Puedes mostrarme el Vishvarupa (visión cósmica del Señor) ahora mismo? Si lo haces, te creeré.”

    El gurú dijo que lo haría, pero más tarde. Dada sonrió. “Dices que tenemos la misma misión, pero ¿cuál es tu ideología? ¿Qué planes y proyectos tienes? “El gurú no podía responder al dada de manera satisfactoria.

    Cuando Dada regresó, nos pusimos todos a discutir lo acontecido y a preguntarnos cómo se lo diríamos a Bábá.

    En la tarde, me dirigí a la habitación de Bábá para darle masaje. Después de un rato, me preguntó, “¿Tienes algunas noticias que contarme?”

    Le contesté, “Bábá, tengo un relato. Bábá tenía curiosidad. Le conté todo el incidente, y Bábá sonrió.

    Dijo, “Diles a ellos que si gustan, pueden unirse a Ananda Marga, pero va a ser muy difícil que el gurú cumpla con los dieciséis puntos.”

   

    16.

    Una tarde, fui con otro dada a dar masaje a Bábá. Le estaba dando masaje en los pies mientras otro dada masajeaba Sus manos. Bábá llamó, “Ven y dame masaje en la mano.”

    Tan pronto como toqué los dedos de la mano derecha, gritó y me dijo, “Ayer, un muchacho (dada) me estaba dando masaje en la mano. No sabía como hacerlo y casi me fractura el dedo. Desde entonces, he tenido mucho dolor. Pero no  se lo dije; se habría lastimado mentalmente, pensando que le había hecho daño a Bábá. Tú tampoco deberás decir nada de esto.”

    Hice mi Gurú Mantra y muy cuidadosamente comencé a masajear Su dedo. Después de un rato, Bábá se durmió. Estuvo dormido durante casi una hora y luego se despertó y me tomó la mano y comenzó a dar masaje a los dedos. Se sonrió y me dijo, “Por tu gracia, hoy me alivié.”

    Comencé a llorar y le dije, “Todo sucede por Tu gracia, Bábá.”

   

    17.

    Inmediatamente después de que Bábá saliera de la cárcel, comenzó a dar Darshan general todos los días a mediodía. Uno de esos días, dio una plática sobre sádhana. Dijo que para la sádhana existen diferentes procedimientos, y mencionó la Yoga Vishesha, una forma particularmente avanzada. Dijo, “Todas las yogas y meditaciones son inútiles si ustedes no sienten amor innato por Parama Purusa. Sin este amor innato, todo está seco. Quienes sientan ya amor innato por Él, son afortunados.”

    Todos estábamos pensando, “¿tendremos amor innato?” Entonces Bábá sonrió ampliamente y nos dijo, “Todos ustedes tienen amor innato, así que no se preocupen.”

   

    18.

    Un día, cuando me encontraba masajeando los pies de Bábá, dijo, “Sabes, un muchacho llegó de Europa y pasó algún tiempo aquí en Calcuta. Después de observar muchas cosas me dijo, “Bábá, ¡eres grande!” Yo le contesté, “¿Cómo puedo ser grande? ¡Mido apenas 1.55!”

    Entonces Bábá me preguntó si yo pensaba que ésta era una buena respuesta o no. “Bábá”, le dije, “fue 100% perfecta.”

   

    19.

    Dada llegó tarde al DMC. Nos habíamos reunido todos en el salón de informes. Llegó Bábá y le preguntó a Dada S por qué se había retardado. Dada le respondió que había sido a causa de una mala conexión de trenes. Tenía su puesto como secretario de diócesis en Agartala y era director de la escuela primaria. Bábá preguntó si la escuela marchaba bien (queriendo decir que si al menos tenía cincuenta niños). “Sí, Bábá”, le contestó Dada.

    Bábá preguntó, “¿Cuántos estudiantes hay?” “Trescientos”, contestó Dada.

    Entonces Bábá le preguntó, “¿El hogar de niños marcha bien?” (queriendo decir que al menos debería tener cinco niños). “Sí, Bábá”, respondió Dada.

    “¿Cuántos niños?”

    “Diez, Bábá.”

    Como secretario de diócesis, Dada tenía también que supervisar la imprenta y el periódico. Bábá continuó, “¿Está funcionando la imprenta?”

    “Sí, Bábá.” Bábá se puso muy serio, como si no estuviera satisfecho. Continuó presionando.

    “¿Se publica tu periódico diariamente?”

    “Sí, Bábá.”

    “¿Cómo? Estás haciendo que todo marche bien. No me das ninguna oportunidad de regañarte. Vas a ser transferido de puesto.”

    Todos nos reímos, gozando con el teatro que hacía Bábá. Bábá le dio un nuevo puesto como editor del mismo periódico. Por el brillo en Sus ojos, podíamos ver que Bábá estaba de verdad muy complacido con el trabajo de Dada.

   

    20.

    Un día al estar tomando informes, Bábá dijo, “soy extremo en todo.” Pensé en ello y observé las actividades de Bábá. Dada P y yo teníamos la responsabilidad de organizar el DMC en Midnapore. Bábá llegó, y se suponía que la tarde siguiente iría a la carpa a dar un Darshan general. Pero no Se sentía muy bien y mucha gente Lo esperaba afuera de Su casa.

    Bábá salió y dijo a todo el mundo, "Tengo un problema de hemorroides así que no pude llegar antes. Vayamos todos a la carpa para el Darshan general.”

    Al día siguiente del DMC, regresamos todos a Calcuta. Fui a masajear los pies de Bábá. Me preguntó sí me había gustado el DMC. Le dije que había estado muy bien. Entonces Bábá me dijo, “Dime algo.”

    Yo estaba esperando ese momento. “Bábá”, le dije, “Tú has dicho que eres extremo en todo. Es verdad. También eres extremo en simplicidad.”

    Bábá me miró con curiosidad. “Tienes razón”, me dijo. “En la simplicidad soy extremo.” Con los que son simples, soy muy simple. Con los que son complicados, soy muy difícil. Pero dime lo que estás pensando.”

    “Bábá, en el DMC, cuando te dirigías al Darshan, antes de subirte al coche les dijiste a todos que te habías retrasado a causa de las hemorroides. Yo estaba pensando, “Ésta es la simplicidad de Bábá.”

    Bábá simplemente se rió.

   

    21.

    Yo era el organizador del DMC y me sentía muy triste porque no vino tanta gente como esperábamos. Bábá estaba disgustado conmigo por la baja asistencia y por otros informes. Me sentía muy triste. Decidí no sentarme en el frente ni dar la cara a Bábá durante este DMC. Así que me senté al fondo para que Bábá no pudiera verme físicamente.

    Bábá terminó su plática y después de que muchos margiis se lo pidieron, estuvo de acuerdo en dejarnos hacer Gurú Puja. Alguien comenzó. De repente, Bábá le dijo a su asistente personal (PA), “¡Deténganse! ¿Dónde está S? Llámalo y dile que él dirija el Gurú Puja.”

    Dada R me buscó y me encontró. Fui a la tarima y dirigí el Gurú Puja, llorando durante todo el tiempo.

   

    22.

    Durante el DMC, Bábá se encontraba recibiendo informes de todos los trabajadores; yo Lo estaba abanicando. Bábá preguntaba a los trabajadores, uno por uno, los nombres de las poblaciones del distrito. Todos comenzaron a ver los papeles que traían buscando las respuestas. Repentinamente, Bábá se inclinó hacia delante. “¿Qué están haciendo?”, preguntó.

    Alguien respondió, “Bábá, estamos tratando de encontrar los nombres de los pueblos.”

    “¿Por qué tienen que depender de papeles?”, preguntó. “¿Porqué no pueden recordar nada sin tener que mirar? Vean ustedes, puedo leer todo sin leer ni escribir. Al ser mis hijos e hijas, ¿por qué no pueden ustedes hacer lo mismo?”

    Dada P dio un paso adelante. “Bábá, si nos dices el secreto, también nosotros podremos saber todo sin leer ni escribir.”

    “Pero, ¿por qué?” preguntó Bábá, ¿Cómo es que no saben todo sin necesidad de consultar mapas? Si yo lo sé, ustedes deberían también saberlo.” Bábá dirigió una amplia sonrisa a todos los trabajadores; nosotros abrigamos la esperanza de que algún día nos enseñara Su secreto.

   

    23.

    Yo era el organizador del DMC de Sambalpur. Encontramos una agradable casa para Bábá, y alquilamos una estufa de gas. Pero la estufa estaba en el coche, y el hermano que la había alquilado olvidó llevarla a la casa.

    Antes de que Bábá llegara, necesitábamos tener todo listo. Nos imaginábamos que tendría mucha hambre al llegar. Todo el mundo fue al aeropuerto a recibirlo. Yo me quedé atrás y me puse muy enojado porque no encontraba la estufa por ninguna parte. Por mi causa, Bábá no iba a comer a tiempo. Se suponía que Didi K iba a preparar la comida, y estaba muy perturbada conmigo. Salté en la motocicleta y me dirigí rápidamente a un restaurante vegetariano para traer arroz, dal y vegetales. Me sentía muy mal y pensaba si Bábá estaría enojado.

    Por alguna razón, Bábá no pidió de comer sino hasta que llegué con los alimentos. Didi Le sirvió la comida y Él Se mostró muy contento con ella. Así, de estas pequeñas maneras, Él nos pone a salvo cuando nosotros queremos hacer lo correcto.

   

    24.

    Dada S no había tenido ningún progreso en sus informes desde hacía dos meses, y estaba muy preocupado de que Bábá estuviera molesto con él. Había sido advertido por sus autoridades superiores de que Bábá estaría muy enojado por su falta de progreso.

    Fuimos a la oficina del parque Jodhpur, y Bábá llegó para recibir nuestros informes. Otro dada nos estaba contando que él había hecho tanto trabajo en los últimos dos meses que Bábá iba a estar muy contento con él.

    Comenzó la presentación de informes, y llegó el turno de Dada S. Su superior dijo, “Bábá, él no vale la pena, no hizo nada en los últimos dos meses.”

    “No, él hizo mucho trabajo”, dijo Bábá, “Es muy buen muchacho y trabaja duro.”

    Entonces, llegó el turno del otro dada. Orgullosamente, mostró a Bábá el trabajo que había logrado. “¡Tonterías!”, lo regañó Bábá, “no hiciste ningún trabajo en los últimos dos meses.” Bábá continuó regañándolo a diestra y siniestra. Recordamos cuando Bábá nos dijo que Parama Purursa no puede tolerar el ego; pero si alguien tiene devoción y entrega, su vida será bendecida, sin importar lo que haga.

   

    25.

    Durante varios días, Bábá había estado increíblemente ocupado con trabajo organizacional. Ni siquiera había tenido tiempo de comer a sus horas. Fui con Él a hacer la caminata de campo. No habló durante largo tiempo, pero finalmente, al detener el auto y nosotros comenzar a caminar, dijo, “Si en lugar de veinticuatro horas el día tuviera cuarenta y ocho horas, podría hacer mucho más trabajo. ¿Qué crees tú?”

    Le dije, “Bábá, eso estaría muy bien; pero depende de Ti.”

    Bábá sonrió y siguió caminando.

   

    26.

    Otro día, fui a la caminata de campo con Bábá al parque South End. Comenzamos a andar junto al lago. La gente se bañaba en el lago y nos miraba, apuntándonos y hablando.

    Pensé que veían a Bábá y hacían comentarios. “Bábá”, dije, “Te están viendo.”

    “No”, dijo Él, “te están viendo a ti.” Tú eres el que va vestido de color naranja, con turbante y la daga que se ve elegante. Los criminales te temen, y los moralistas están felices de verte. ¿No es cierto, Suviir?”

    El guardaespaldas de Bábá respondió, “Sí, Bábá.”

   

    27.

    Hay un dada antiguo a quien yo ponía por las nubes constantemente. Parecía tener muchas cualidades y me gustaba cómo trabajaba. Todo el tiempo hablaba yo de él.

    Un domingo, Bábá estaba dando Darshan general. Me senté exactamente a Su lado. Bábá me pidió que cantara una canción de Tagore que dice, “El día de hoy, seguiré adelante saludándote, en medio de mi trabajo mundano, Señor mío.”

    Después de la canción, Bábá dio una plática sobre la palabra “kiirtan”. Dijo que kiirtan (“kr” + “anat”) significa alabar a Parama Purusa y a nadie más. Explicó que existen en el mundo muchas personas y cosas grandiosas que alabar. Pero kiirtan quiere decir alabar solamente a Parama Purusa. Después de terminar su plática, me miró con cara seria y preguntó, “¿Comprendes?”

    “Sí, Bábá”, dije.

 

    28.

    Varios miles de margiis se reunieron para DMC de año nuevo en Ananda Nagar. La única fuente de agua era un río cerca de la casa de Bábá, pero se había secado totalmente. Todo el mundo se preguntaba qué hacer. Nada se podía hacer sin agua, y había allí mucha gente. En veinticuatro horas, repentinamente comenzó a bajar agua de las colinas llenando el río. Durante todo el tiempo que duró el DMC, el río iba lleno; luego, lentamente comenzó a secarse de nuevo. En el día de DMC Bábá preguntó, “¿Cómo es que el río se llenó tanto?”

    “Por Tu gracia, Bábá”, alguien contestó.

    Bábá sonrió. “No, por gracia de ustedes Prakrti está obligada a actuar”, dijo.

   

    29.

    Durante otro DMC, sucedió una cosa similar. Era la temporada de verano, y la temperatura marcaba 43 grados. Hacía tanto calor que Bábá no podía salir para dar su Darshan general. Todo el mundo estaba sufriendo mucho a causa del extraordinario calor.

    En la tarde del segundo día, llovió repentinamente y todo refrescó. Permaneció tibio y con brisa por los siguientes pocos días, hasta que terminó el DMC. Bábá llegó a la carpa esa tarde para dar su Darshan general. “El clima está mucho mejor ahora, ¿no es así?”, dijo, con una sonrisa.

   

    30.

    Un dada regresó de Dharma Samiiksa sufriendo de úlcera gástrica.

    “¿Por qué no me hablaste antes de tus problemas estomacales?” le preguntó Bábá.

    Bábá continuó diciendo que este dada había comido años antes muchas cosas fritas en mucho aceite. Había una tienda cerca de su casa e iba allí todas las tardes y comía muchos vegetales fritos. Bábá dijo que se había enfermado a causa de su gula, y Bábá estaba muy enojado con él.

    Luego Bábá cogió el bastón y tocó a Dada en el sitio del ombligo. Bábá dijo a varias personas que olieran allí; así lo hicimos y olía terrible. Bábá dijo que este olor saldría del ombligo durante cuatro días, y nadie debería estar con Dada durante ese tiempo.

    “Después de cuatro días, estará completamente curado”, dijo Bábá.

    Recientemente vi a este dada y se encontraba cien por cien bien.

   

    31.

    Había una vez un muchacho al que yo había iniciado y que era cocinero de Bábá. Era un muchacho sencillo y yo lo quería mucho. Pero por alguna razón, el AP (asistente personal de Bábá) siempre estaba enojado con él y lo regañaba constantemente. Yo veía que este muchacho lloraba a menudo, y me sentía molesto.

    Una tarde, fui con Bábá a la caminata en el campo. Me senté a Su lado en el auto, con Dada T sentado en el asiento delantero. Tan pronto como el coche arrancó, Bábá me miró. “Sabes”, me dijo, “el AP es un hombre muy amable. Trabaja duro y se hace cargo de muchas cosas importantes. Es muy buen hombre, ¿no?”

    "Sí, Bábá, es un dada muy amable", le respondí. Me di cuenta que no debería abrigar malos pensamientos acerca de Dada, e hice un esfuerzo para ser amigable con él. Cuando tuvimos más confianza, le pedí que no regañara tanto al cocinero y que le brindara más amor.

   

    32.

    Un nuevo dada vino para dar informe. Su puesto estaba a nivel de distrito y se suponía que debería abrir una escuela. Pero por más duro que trataba, no podía lograrlo. Al principio, Bábá se mostraba muy serio. Pero luego, se dirigió a quien estaba a cargo y le dijo, “Este muchacho no es apto para la responsabilidad al nivel de distrito. Transfiérelo al nivel sectorial.”

    Todos quedamos sorprendidos; no estaba apto para el nivel de distrito, ¿cómo podría manejar el nivel sectorial?

    En la tarde, cuando me encontraba con Bábá, me dijo, “Sabes, este muchacho (el nuevo dada) puede hacer mejor el trabajo de supervisión que el trabajo ejecutivo, así que lo cambié de puesto. ¿Tendré razón?

    “Sí, Bábá”, le respondí, “Tú siempre tienes razón.”

   

    33.

    Bábá dio el programa de Sadavrata en octubre de 1981. Yo tenía el puesto de secretario de distrito en el área de Dumdum, en Calcuta. Después de meses de trabajo, estuve en condiciones de abrir una escuela primaria. A Bábá le agradó escuchar esto.

    Al lado de nuestra escuela había una sucursal del Partido Comunista de la India (CPI-M). Todo el tiempo nos acosaban porque odiaban a Ananda Marga.

    Debido a que Bábá había dado el programa de Sadavrata y dado que la necesidad era muy grande, teníamos que brindar alimentación colectiva cerca de nuestra escuela. Llamé a los margiis locales para que me ayudaran. Recolectaron arroz, vegetales y otros alimentos y cocinaron durante todo el día en la escuela. Cerca de 400 personas vinieron para la distribución. Era gente muy pobre del área y de la estación de ferrocarril. Fue un trabajo muy duro, y esa noche me dio fiebre.

    Al día siguiente, dos dadas vinieron a verme a mi lecho y me dijeron que estaba severamente castigado; Bábá me había quitado mi calidad de acharya. Los dadas habían sido enviados para investigar lo que había sucedido ese día. Les conté que habíamos distribuido comida y que algunas personas de la vecindad nos habían ayudado. Me preguntaba porqué había sido castigado.

    Me enteré luego que las personas que nos ayudaron eran del partido comunista y que tenían la intención de contaminar la comida para luego culpar a Ananda Marga. Después de un mes, cuando me hube reintegrado, salí con Bábá a la caminata de campo.

    “Cuando ustedes estaban haciendo Sadavrata en tu escuela, yo también estaba allí”, dijo. “Siempre cuido a quienes trabajan duro, con sinceridad. Pero no todo el mundo es honesto. Debes ser cuidadoso.” Desde entonces, Bábá nos dijo que sólo los sádhakas deberían servir la comida en Sadavrata.

   

    34.

    Después de que Bábá dio el programa de Sadavrata, todas las unidades distribuían alimentos al menos una vez por semana. Era miércoles en Calcuta y habíamos organizado el programa en la casa de Bábá en Lake Gardens. Invitamos a la gente de pocos recursos del vecindario, y durante toda la tarde hubo siempre al menos sesenta personas dentro de la verja.

    Me dirigí al cuarto de Bábá. Él estaba muy contento. “Ven ustedes, es muy bueno cuando la gente pobre come. No es solamente que ellos estén disfrutando de su comida; quienes les sirven disfrutan aún más. Alimentar a los que tienen hambre nos proporciona muchísima felicidad. De esta manera, se da ayuda espiritual tanto como ayuda para la sádhana de ustedes. Así que introduje este programa de Sadavrata. ¿Qué les parece?

    Le dije, “Bábá, me da tanta felicidad dar de comer a otros.”

    Bábá permaneció en silencio por un rato, y luego dijo, “Ustedes tienen que proporcionar alimento, casa, medicina y ropa a toda persona en este planeta, ¿verdad?”

    “Si, Bábá”

    Regresé al Sadavrata y observé al último grupo de gente comiendo. Recordé cada una de Sus palabras, con mi corazón lleno de amor.

   

    35.

    Finalmente había encontrado un lugar para mi escuela primaria, y varios niños acudían todos los días. Era un área difícil —en la zona comunista— pero al fin habíamos iniciado y la escuela marchaba bien.

    En dos ocasiones, había sido detenido por grupos de hombres en mis idas y vueltas a la escuela; me amenazaban diciéndome que si no cerraba la escuela y me iba de allí tendría grandes problemas. Me daban ganas de contarle a Bábá estos incidentes, pero no había tenido oportunidad. Un día después de clases, un grupo de diez hombres entró a la escuela amenazándome de nuevo. Me decían que cerrara la escuela y me largara. Traté de explicarles algo acerca de Ananda Marga, pero sin ningún resultado. Finalmente, se fueron. Comenzaba yo a sentirme nervioso por toda esa situación.

    Una noche, regresaba de la casa de Bábá; era una caminata de cinco minutos de la estación de ferrocarril a mi escuela. Repentinamente, cerca de cincuenta hombres me rodearon; traían palos, antorchas y cuchillos, y muchos andaban borrachos. Comenzaron a gritarme, “Mátenlo ya, pinche monje.” Otro dijo, “¿Cómo te atreves a venir aquí a abrir una escuela? Hoy mismo vamos a parar todo para que tu gente se dé cuenta.”

    Estaba todo tembloroso, repitiendo mi mantra y acordándome de Bábá. Pensaba que en los últimos momentos de mi vida (y estaba seguro que éstos eran) debería recordar sólo a Bábá.

    Se estaban poniendo más y más violentos. De repente, un jovencito salió de entre la multitud y grito, “Este monje es una persona sencilla e inocente. Yo lo conozco muy bien. ¿Por qué lo están molestando? Déjenlo que se vaya ahora mismo.”

    De la manera más extraña, la multitud se acalló. Se veían unos a otros, y uno por uno comenzaron a irse. Me di vuelta y el muchacho había desaparecido.

    Para cuando llegué a la escuela, estaba llorando. Al día siguiente, fui a la habitación de Bábá. Cuando entré, Bábá me preguntó cómo estaba. Le dije que estaba bien.

    “Escuché que tuviste problemas ayer”, dijo. “¿Qué sucedió?”

    Le conté toda la historia y le dije que esa gente desde hace tiempo quería matarme. “Tonterías”, dijo Bábá, “¿Quién puede matarte? Nadie podrá hacerlo si Bábá quiere salvarte. No podrán tocarte ni siquiera un cabello de la cabeza.”

    Yo estaba llorando; todo había sido espantoso para mí. Repentinamente, Bábá me miró con tremendo afecto y me tomó de la mano. “¿Recuerdas el muchacho que llegó a ayudarte?”

    “Sí, Bábá. Sí lo recuerdo, pero nunca lo había visto antes.”

    Bábá sonrió solamente.

   

    36.

    Había estado enfermo durante varias semanas. Todas las noches tenía fiebre y me había debilitado mucho, con gran dolor intestinal y del pecho. El doctor me había dicho que todos los síntomas se debían a problemas intestinales. Un día fui a la oficina de Jodhpur Park. Bábá estaba recibiendo los informes de todos los trabajadores. De repente, dijo, “¿Dónde está S?”. Se había puesto muy serio. Me dio miedo, y respondí, “Aquí, Bábá.”

    “Ven aquí de inmediato. ¿Por qué no me contaste de tu enfermedad?” Bábá cerró los ojos por un segundo. Tienes varias manchas en el pecho”, dijo, “Tienes tuberculosis. ¿Por qué no me lo habías dicho antes?”

    “Bábá, no lo sabía. El doctor me dijo que eran problemas intestinales.”

    “¿Qué?”, dijo Bábá, “Te han dado un diagnóstico equivocado. Estos doctores no saben nada. Esto es muy serio. Si no te cuidas, morirás en dos meses.”

    Bábá se volvió a Dada V y le dijo, “S tiene que estar en reposo total durante varios meses. Necesita buen tratamiento médico y comida adecuada. ¿Puedes encargarte de él?”

    “Sí, Bábá”, replicó Dada.

    Pero tan pronto Bábá dijo eso, reaccioné internamente. “¡No!”, pensé, “No puedo hacer eso. Para mí es demasiado descansar varios meses.” Bábá me miró y empezó a regañarme. “Este cuerpo es muy importante para tu práctica espiritual”, dijo. “Así que tienes que cuidarlo. Nunca deberás por ninguna razón descuidar tu salud.” Continuó, “Para S, es demasiado descansar unos cuantos meses. Pero yo soy Bábá, y algo tengo que hacer.” Estuvo regañándome un poco más.

    Finalmente, me dijo que me quitara la camisa y tosiera. Así lo hice, sintiendo mucho dolor en el pecho cuando tosía. Me tocó en el lugar del ombligo con el bastón. Estaba vibrando allí. Luego me tocó el lugar del corazón y la garganta; cada vez, el bastón vibraba. Me dijo que tosiera de nuevo; esta vez, no dolió tanto.

    Bábá sonrió y me dijo, “Muchacho tonto – a causa de tu descuido, he tenido tanto que hacer. Ahora, mi S estará completamente curado.” Se volvió a Dada V y le dijo que se asegurara de que yo comiera a tiempo y cuidara mi salud.

    El día siguiente, Bábá me preguntó, “¿Cómo te sientes, S?”

    “Muy bien, Bábá”, le respondí. A partir de ese día, comencé a trabajar con nueva velocidad; mi enfermedad había desaparecido completamente. Todo mundo me decía que yo era muy afortunado por contar con las bendiciones especiales de Bábá.

   

    37.

    Después del retiro de verano en 1983, partí con Dada S y Dada R. Después de algo así como una hora, yendo sentado en el asiento trasero, decidí sentarme adelante e intercambié lugares con Dada R. Empecé a contar historias de Bábá, sintiéndome somnoliento y cabeceando de vez en cuando. Repentinamente, vi un camión enorme enfrente, viniendo directamente hacia nosotros. “Bábá”, dije, y es todo lo que recuerdo.

    Abrí los ojos, sintiendo un dolor insoportable en el cuerpo. Me encontraba en un hospital, en la sala de cuidados intensivos. Dos dadas estaban de pie frente a mí; uno casi se desmaya al verme en esas condiciones. Había estado inconsciente durante diez horas. Todo lo que recordaba era que me iba al espacio, sin dolor, solo felicidad. Iba hacia otro mundo.

    Tenía todo el cuerpo conectado a varios tubos, y cuando recobré la conciencia, el dolor era intolerable. Tenía perforados los pulmones, quebradas las costillas y la pierna hecha añicos. La tenía colgada frente a mí como algo que no me pertenecía. Estuve en cirugía durante varias horas, los doctores tratando de poner todas las piezas de la pierna y el pie en su lugar.

    Parecía que los doctores tenían pocas esperanzas de que viviera. La noticia llegó a Calcuta y el SG (Secretario general) se dirigió a Bábá. “Bábá”, le dijo, “tenemos noticias muy tristes”. S acaba de tener un accidente muy fuerte y los doctores dicen que va a morir.”

    Bábá meneó la cabeza y dijo suavemente, “Tenía un samskara muy grande y este accidente hizo que se terminara. ¿Quién dijo que él va a morir? Estará completamente bien. No se preocupen por eso.”

    Esa misma noche el SG me llamó al hospital y me contó las palabras de Bábá.

    Los siguientes treinta y ocho días los pasé en el hospital. Escuche que Bábá preguntaba por mí tres veces al día. Fueron momentos dolorosos, pero lentamente me recuperé, al menos hasta el punto de salir de cuidados intensivos. Me arreglaron los pulmones y me pusieron una varilla de metal en la pierna para mantener las piezas juntas hasta que se unieran de manera natural. Cuando dejé el hospital, pesaba 43 kilos. Después de meses de terapia física, recobré el uso de la pierna y el pie.

    El doctor me dijo que el hueso del tobillo estaba muerto y que sería difícil que sanara; me dijo que posiblemente después de muchos años podría componerse. Todavía necesitaba dos operaciones más para extraer la varilla y los tornillos de la pierna.

    Finalmente, pude ir a ver a Bábá. Un día, Se dirigía a Su caminata en el campo y se detuvo cerca de mí. “Oh, ¡que accidente tan serio! Oh, cuánto dolor, cuánto dolor.” Todo el dolor aparecía en su rostro. Yo estaba llorando. “No te preocupes”, dijo, “Pronto estarás bien. Después de las operaciones, ven a verme.”

    Regresé y fui con el doctor. Observando los rayos x y examinándome la pierna, estaba asombrado de ver cómo habían crecido los vasos sanguíneos en el tobillo y de que casi había recobrado todos los movimientos de la rodilla. “Tienes mucha suerte”, me dijo, “La naturaleza te está ayudando. Esto es muy poco común.”

    Llamé a India y le conté al SG, quien le relató las noticias a Bábá. Bábá sonrió durante largo rato.

   

    38.

    Una tarde, me encontraba con Bábá en su habitación. Bábá me preguntó, “¿Le gustan a N mis canciones?

    Por supuesto que respondí en afirmativo.

    “Él es muy buen cantante”, dijo Bábá. “Le pedí muchas veces que compusiera nuevos estilos de canciones, pero nunca me hizo caso. Él no lo hizo, ¡así que tuve que hacerlo yo!”

   

    39.

    Habíamos abierto una escuela primaria con preescolar en Maniktala. Era muy difícil encontrar un edificio en Calcuta; finalmente, nos tuvimos que conformar con lo que había sido anteriormente un taller – era como un garaje.

    Un día, Bábá fue a su caminata de campo y le pidió al chofer que lo llevara a esta escuela. Le dijo a su AP (asistente personal) que lo esperara, y se dirigió solo hasta la puerta de la escuela. El profesor nunca había visto antes a Bábá, y pensó que se trataba de uno de los padres que había llegado de visita. Le pidió que Se sentara en un rincón, y Bábá accedió cortésmente.

    Pocos minutos después, entró el AP, y el maestro se entusiasmó mucho y lo atendió con gran despliegue, dejando a Bábá sentado en el rincón.

    Dada A, el director de la escuela, llegó y quedó perplejo. Se arrojó a los pies de Bábá y se puso tan nervioso que no sabía qué hacer primero. Bábá sonrió y le preguntó por los estudiantes, y luego partió tranquilamente. Dada se encontraba en estado de shock – tanto extático como consternado porque Bábá había venido repentinamente a su humilde escuela.

   

    40.

    Me encontraba de gira en Centroamérica cuando escuche que Bábá había comenzado a componer canciones. Toda la vida me habían gustado mucho las canciones de Rabindranath Tagore; cuando escuche las primeras canciones de Prabhat Samgiita me gustaron, pero era muy fuerte mi apego a las canciones de Tagore. De cualquier manera, pensé, sin duda Bábá no sabe cantar.

    Repentinamente, fui llamado a Calcuta. Un día después de llegar, fui al cuarto de Bábá. Hice sastaunga pranama (saludo tendido en el suelo), y Bábá me dijo que me levantara. Me senté frente a Él. ¡Bábá comenzó a cantar! Entonó “Bandhu He”, y fue la cosa más bella que haya alguna vez escuchado.

    Me sonrió y dijo, “¿Te gusta esta canción? ¿Puedo cantar bien?

    “Bábá”, le dije “Cantas más hermoso que cualquier otro que yo haya escuchado.”

    “¿Te gusta Prabhat Samgiita?”, preguntó.

    Respondí que sí, pero en mi interior pensaba cuánto me gustaban las canciones de Tagore.

    “Sabes”, dijo Bábá, las canciones de Tagore resultan ahora viejas y monótonas. En una nueva época, en tiempos nuevos, necesitamos canciones nuevas. ¿No es así?”

    “Sí, Bábá”, respondí, y decidí aprender desde ese día Prabhat Samgiita. Ahora, me gustan las canciones de Bábá por encima de todas las demás.

   

    41.

    En DMC, Bábá se encontraba recibiendo los informes de varios trabajadores. Le llegó el turno a un dada y Bábá le dijo, “¿Cuándo vas a cubrir con oficinas todos los poblados del mundo?

    Dada respondió, “En dos meses.”

    “¿Qué?”, gritó Bábá. “No puedo esperar dos meses.”

    “Está bien, Bábá, un mes.”

    De nuevo, Bábá lo regañó. Dada rebajó el tiempo a quince días, y todavía Bábá no estaba satisfecho. Yo pensaba, “¿Porqué esta Bábá jugando así?” No es posible cubrir todas las poblaciones en quince días.

    Dada redujo el tiempo a una semana, luego a dos días. Finalmente, Bábá le sacó la promesa de hacer el trabajo en doce horas.